Esta película no pasaría de ser un pastelón de mucho cuidado si no fuera por su preciosa estética, que reconozco me sorprendió muchísimo. La historia es excesivamente melodramática y va a la caza de la lágrima fácil, cosa bastante lógica en un dramón como el que se nos presenta aquí: se trata de la historia de una familia, ya rota por la pérdida de su hija tras una larga enfermedad, cuya muerte dejó tocada a la madre, que intentó suicidarse. Cuando la pobre familia empieza a levantar cabeza, el padre y el otro hijo del matrimonio mueren en un accidente de coche, y la esposa, incapaz de soportar más, se suicida. Hasta aquí, dramón del quince, y a partir de aquí, pequeña incursión en el terreno de lo fantástico cuando el argumento se convierte en una misión de rescate. ¿Qué rescate? Pues el de la madre, a quien el sufrido y enamoradísimo marido (Robin Williams en otro de esos papeles dramáticos que caracterizan su cine más reciente) tendrá que ir a rescatar del infierno, al que ha caído por haberse suicidado.
Repito, pese a la relativa originalidad del argumento, lo más bonito que tiene la película no es el excesivo lloriqueo con el que es tratada, sino la manera en que se nos cuenta. Mediante flashbacks conocemos la historia de la familia, de la muerte de la hija, del problema mental de la esposa (una muy correcta Annabella Sciorra), y todo ello relacionado con los cuadros que pintaba la esposa, que servirán de escenario del particular cielo e infierno de la familia. Es en este aspecto donde destaca la cinta, con esa estética que parece pintada al óleo, vivísima, colorista y con una fotografía muy bonita para los momentos en el "cielo" (colores maravillosos, luz, flores de acrílico y paisajes recreados con mucha originalidad plástica) y angustiosa y asfixiante en el "infierno" (oscuridad, ruinas, suciedad, arañas y frío). Por supuesto la fantasía acabará con un final feliz, con la típica lección de que el amor vence incluso a la muerte, etc., etc., muy bonito. Nada del otro mundo. Pero insisto, lo más bonito es ver la película en un buen DVD y una gran pantalla para apreciar la peculiar estética que se han montado (y en Blu-ray ya debe ser una pasada, aunque no sé si ha salido), porque como película solo es un pastelito más. Entretenida, lacrimógena y bonita. Lo que se le pedía, supongo.
Repito, pese a la relativa originalidad del argumento, lo más bonito que tiene la película no es el excesivo lloriqueo con el que es tratada, sino la manera en que se nos cuenta. Mediante flashbacks conocemos la historia de la familia, de la muerte de la hija, del problema mental de la esposa (una muy correcta Annabella Sciorra), y todo ello relacionado con los cuadros que pintaba la esposa, que servirán de escenario del particular cielo e infierno de la familia. Es en este aspecto donde destaca la cinta, con esa estética que parece pintada al óleo, vivísima, colorista y con una fotografía muy bonita para los momentos en el "cielo" (colores maravillosos, luz, flores de acrílico y paisajes recreados con mucha originalidad plástica) y angustiosa y asfixiante en el "infierno" (oscuridad, ruinas, suciedad, arañas y frío). Por supuesto la fantasía acabará con un final feliz, con la típica lección de que el amor vence incluso a la muerte, etc., etc., muy bonito. Nada del otro mundo. Pero insisto, lo más bonito es ver la película en un buen DVD y una gran pantalla para apreciar la peculiar estética que se han montado (y en Blu-ray ya debe ser una pasada, aunque no sé si ha salido), porque como película solo es un pastelito más. Entretenida, lacrimógena y bonita. Lo que se le pedía, supongo.
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