martes, 3 de diciembre de 2013

EL MANANTIAL


En el plano final de la magistral Y el mundo marcha (The Crowd, 1928), King Vidor nos muestra al protagonista, un personaje obsesionado durante toda su vida por “llegar a ser alguien”, en el patio de butacas de un teatro, rodeado (y formando parte finalmente) de la multitud de la que tanto había luchado por sobresalir. Veinte años más tarde, el director repite en El manantial un plano prácticamente idéntico (una multitud aplaudiendo la arenga del mezquino Toohey - Robert Douglas - contra el arquitecto Harold Roark – Gary Cooper – fotograma 1) como contraposición a la imagen del protagonista, desafiante y seguro (prácticamente un semidiós), en el majestuoso plano que cierra la película (fotograma 2). Si en The Crowd, el personaje sucumbía ante el poder de la sociedad homogeneizadora, en El manantial Vidor retoma el mismo tema para presentar esta vez la victoria del ambicioso arquitecto en su lucha por preservar su integridad e individualismo frente a la comunidad.

Basada en la obra homónima de 1943 de Ayn Rand (seudónimo de la escritora de origen ruso Alisa Zinóvievna Rosenbaum, autora a su vez del guion de la película), El manantial es ciertamente un exacerbado alegato en favor del individualismo (y, por ende, del sistema capitalista elevado a su máxima expresión) y contra los supuestos defectos de la ideología socialista (la colectivización como máxima responsable de la existencia de una “masa gregaria y parasitaria”). Pero más allá de su innegable (y ciertamente tendencioso) discurso político, y además de las cualidades formales de su potentísima puesta en escena, el film de Vidor ofrece otras lecturas que dotan a la película de una riqueza de significados mucho más amplia de lo que se desprende de una mera interpretación de su postulado ideológico: por un lado, una implacable reivindicación de la autoría artística frente a los intereses comerciales de los poderes económicos (una idea que, ciñéndonos al ámbito cinematográfico, nos trae a la memoria los casos tristemente célebres de Stroheim o Welles, por poner dos claros ejemplos de directores que vieron salvajemente alterada y mutilada buena parte de su obra); y en segundo lugar, un feroz ataque a los grandes medios de comunicación, como responsables del aborregamiento de la audiencia mediante una calculada y flagrante apología de “lo común, lo vulgar, lo trillado”. Un mensaje que adquiere una vigencia y una contundencia absolutamente asombrosas en nuestros días.

“Yo no construyo para tener clientes. Tengo clientes para construir”, afirma no sin cierta arrogancia el arquitecto ante los directivos que intentan que ceda ante sus pretensiones de introducir ciertos cambios en su proyecto. Una declaración de principios con la que el protagonista antepone la motivación egoísta del artista como principal motor de cualquier creación, en contraposición al pensamiento imperante del establishment que representa el crítico Toohey (“el valor artístico se logra colectivamente, con cada hombre sometiéndose a los estándares de la mayoría”).

Pero si hay un personaje que se presenta como reflejo de Roark, este es sin duda alguna el editor del periódico para el que escribe Toohey, Gail Wynand (Raymond Massey), un magnate que había encarnado los mismos valores que representa Roark (motivo por el cual acabará obteniendo el respeto del protagonista) pero que actúa finalmente convencido de que “todos los hombres son corruptos y pueden comprarse”, tal como demuestra al conseguir que el mediocre arquitecto Peter Keating (Kent Smith) renuncie a su compromiso con la bella Dominique Francon (Patricia Neal) a cambio de hacerse con el proyecto que Roark había estado a punto de obtener.

Tras la ruptura de Dominique y Keating, el encuentro de ésta con Roark, en la célebre escena de seducción que tiene lugar en la cantera en la que acaba trabajando el arquitecto ante la falta de proyectos: partiendo de la mirada de Dominique, Vidor nos muestra la explícita imagen del robusto brazo del protagonista empuñando un martillo eléctrico, para panoramizar seguidamente al rostro de Roark que, al detenerse un momento para secarse el sudor en la cara, advierte la silueta de la joven en lo alto de la cantera, dando lugar a un intensísimo duelo de miradas que el director resuelve con planos cada vez más cortos hasta culminar con un primerísimo primer plano de ambos personajes (fotogramas 3 y 4).

“Te amo sin dignidad y sin arrepentimiento. Vine a decirte esto, y a decirte que jamás me volverás a ver. Te destruirán pero yo no estaré ahí para verlo”, le confiesa Dominique a Roark después de reencontrarle en la presentación del rascacielos que el arquitecto logra construir gracias al encargo de un excéntrico magnate que le había permitido abandonar su trabajo en la cantera (y a Dominique, tras prácticamente violarla en su último encuentro antes de recibir la llamada del magnate). Una confesión tras la cual la joven aceptará la propuesta de matrimonio de Wynand (en una secuencia a bordo del yate del editor que Vidor filma con un evidente decorado que explicita la artificiosidad de los sentimientos de Dominique hacia Wynand) con la vana esperanza de alejar definitivamente a Roark de su vida.

Pero la admiración de Wynand por la obra de Roark, que empieza a prosperar a base de pequeños encargos que le permiten preservar su concepción de la arquitectura (una idea que evidencia que la única manera de poder controlar la propia creación es manteniéndose al margen de los grandes proyectos o, lo que es lo mismo, al margen de la industria, en una estimulante reivindicación del trabajo artesano que, de nuevo, cobra plena vigencia en nuestros días), sumada a la veneración del magnate por su esposa, unirá de nuevo el destino de los protagonistas a raíz del encargo que Wynand le hace a Roark para diseñar una casa que debe ser “una fortaleza y un templo” en la que recluirse con su esposa.

Roark acepta el encargo, igual que poco después aceptará la propuesta de un humillado Peter Keating de diseñar en su nombre un gran proyecto de casas sociales, con la única condición de que su diseño sea respetado en toda su integridad. “Mi recompensa, mi objetivo, mi vida, es el propio trabajo. Mi trabajo hecho a mi manera. Nada más me importa”. Una idea que Roark lleva hasta sus últimas consecuencias cuando, después de observar con estupor la alteración de su proyecto a manos del débil Keating, decide dinamitar los edificios y enfrentarse él mismo a la justicia, en un alegato final en defensa del más radical de los liberalismos, pero también de la necesidad de preservar la personalidad única e inalterable de la obra de aquellos que se niegan a doblegarse ante la voluntad homogeneizadora y vulgarizante de las poderes fácticos de nuestra sociedad.

David Vericat
© cinema esencial (julio 2014)

EL EXPRESIONISMO


lunes, 5 de julio de 2010

COMENTARIO DE METROPOLIS


Metropolis es la primera película de ciencia ficción que plantea un tema que luego será recurrente tanto en la literatura como en el cine: el de una sociedad dependiente de la tecnología que esclaviza a los obreros que viven en los subterráneos, mientras los  dueños del poder gozan de todas las ventajas sociales y materiales. Describe en realidad la sociedad capitalista  y el sistema de explotación. Lo mas importante es que propone una solución reformista: “el mediador entre el cerebro y la mano es el corazón”: que el proletariado se lleve bien con los capitalistas para “vivir en paz”, propuesta por la socialdemocracia (María, una especie de sacerdotiza y profeta de una religión del amor)
Describe la película una ciudad del año 2000, que en parte recoje las ideas del futurismo italiano, con una estética urbana art decó y un  enfoque general francamente expresionista.
Las imágenes de la ciudad son muy interesantes: edificios en altura carreteras elevadas, conexiones entre los edificios, aviones circunvolando la ciudad, mezcla de formas entre art decó (la torre de babel), y formas ortogonales, una catedral gótica y una vivienda gótica (del científico), denso tráfico, etc.
Es una visión de la ciudad del futuro que replica las condiciones sociales del momento y expresa los temores  de las clases dirigentes: temor a la revolución socialista, temor a que la tecnología se vuelva contra el ser humano, temor a perder el control de la tecnología, temor a no poder entenderse entre las clases sociales (el mito de la torre de Babel)

Blade Runner, Ridley Scott, 1982


Título: Blade Runner
Dirección: Ridley Scott
Ayudante de dirección: Newton Arnold, Peter Cornberg
Dirección artística: David Snyder
Producción: Michael Deeley, Charles de Lauzirika (Final Cut version), Hampton Fancher, Brian Kelly, Jerry Perenchio, Ivor Powell, Run Run Shaw, Bud Yorkin
Diseño de producción: Lawrence G. Paull, Peter J. Hampton (escenas adicionales)
Guión: Hampton Fancher, David Peoples y Roland Kibbee (sin créditos); basados en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?, de 1968) de Philip K. Dick.
Música: Vangelis
Sonido: Bud Alper (sound mixer), Peter Pennell (editor de sonido)
Editor: Les Healey
Fotografía: Jordan Cronenweth.
Montaje: Les Healey (Director's cut), Marsha Nakashima
Vestuario: Michael Kaplan, Charles Knode, Jean Giraud (sin créditos)
Efectos especiales: William Curtis
País: Estados Unidos
Año: 1982
Género: Acción, drama, ciencia ficción, thriller, neo noir
Duración: 117 minutos
Idioma(s): Inglés, alemán, cantonés, japonés

Blade Runner es una película de ciencia ficción estadounidense, dirigida por Ridley Scott, estrenada en 1982 y basada, lejanamente, en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968). Se ha convertido en un clásico de la ciencia ficción y precursora del género cyberpunk. Obtuvo dos nominaciones a los Óscar.
La película transcurre en una versión distópica de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU., durante el mes de noviembre de 2019.
El guión, está escrito por Hampton Fancher y David Peoples. El reparto se compone de Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh, Daryl Hannah, William Sanderson, Brion James, Joe Turkel y Joanna Cassidy; el diseñador principal fue Syd Mead y la música original fue compuesta por Vangelis.
La película describe un futuro en el que seres fabricados a través de la ingeniería genética, a los que se denomina replicantes, son empleados en trabajos peligrosos y como esclavos en las «colonias exteriores» de la Tierra. Estos replicantes, fabricados por Tyrell Corporation para ser «más humanos que los humanos» -especialmente los modelos Nexus-6- se asemejan físicamente a los humanos (aunque tienen una mayor agilidad y fuerza física) pero carecen de la misma respuesta emocional y de empatía. Los replicantes fueron declarados ilegales en el planeta Tierra tras un sangriento motín. Un cuerpo especial de la policía —los blade runners— se encarga de rastrear y matar (o "retirar" en términos de la propia película) a los replicantes fugitivos que se encuentran en la Tierra. Con un grupo de replicantes particularmente brutal y hábil suelto en Los Ángeles, un dubitativo Deckard es invocado desde su semirretiro para que use algo de "la vieja magia blade runner".
En principio, Blade Runner recibió críticas contradictorias de parte de la prensa especializada. Unos se mostraron confundidos y decepcionados de que no tuviese el ritmo narrativo que se esperaba de una película de acción, mientras otros apreciaban su complejidad temática. La película no obtuvo buenos resultados de taquilla en los cines norteamericanos, pero logró un gran éxito en el resto del mundo. La película se convirtió en la favorita de los cinéfilos y el mundo académico y ganó rápidamente el título de película de culto. Fue tal su éxito como cinta de alquiler en los videoclubes, éxito debido parcialmente a que la película se enriquecía al verla más de una vez, que se la eligió como una de las primeras películas en ser lanzadas en formato DVD. Blade Runner ha sido ampliamente aclamada como un clásico moderno por la ambientación lograda con sus efectos especiales y por adelantarse en plantear temas y preocupaciones fundamentales para el siglo XXI. Se la ha elogiado como una de las películas más influyentes de todos los tiempos, debido a su ambientación detallada y original, que sirve como un hito visual postmoderno con su descripción realista de un futuro en decadencia. Blade Runner también permitió poner a Philip K. Dick en la mira de Hollywood y desde entonces muchas películas se han inspirado en su obra literaria.
Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Blade_Runner 

Metropolis - Fritz Lang (1926)







Director: Fritz Lang
Intérpretes: Brigitte Helm, Rudolf Klein-Rogge, Alfred Abel, Gustav Frohlich.
En el año 2000 y en la ciudad de Metrópolis la sociedad está escindida en dos clases, los que tienen el poder y los medios de producción, que viven en lujosos rascacielos y los trabajadores, condenados a un duro trabajo y a vivir en condiciones infrahumanas.
Freder (Alfred Abel), el hijo de Joh Fredersen (Gustav Frohlich), la persona que controla la ciudad a su voluntad, descubrirá los duros aspectos laborales de los obreros y simpatizará con sus propuestas reivindicativas, enamorándose de María (Brigitte Helm), una especie de santa venerada por los trabajadores que aconseja el amor y la no violencia para solucionar sus problemas. El malvado Fredersen, que contempla el discurso de Maria junto al inventor Rotwang (Rudolf Klein-Rogge), le encarga la fabricación de un robot idéntico a la muchacha para que la sustituya y propague un mensaje de violencia.
Un título mítico del gran maestro alemán Fritz Lang, cuya deslumbrante estética (que ha influido notablemente a lo largo de la historia del cine, por ejemplo en "Blade Runner") resulta mucho más valiosa que su contenido, que emulsiona de manera confusa y con una disposición expresionista (genial labor de Karl Freund, el futuro director de "La Momia" de Karloff) una implacable mirada a la lucha de clases, la alienación obrera y la opresión del poder, una crítica ludista a un futuro maquinizado e industrializado y una especie de mesianismo corporativo en busca de consensuadas reformas sociales y laborales, con una visión pesimista del futuro al estilo H. G. Wells, quien calificaría a esta película como "la mayor tontería que he visto en mi vida".
"Metrópolis" adapta una novela de la esposa del propio Lang, Thea Von Harbou, y supuso el proyecto más caro y ambicioso de la famosa productora UFA.                                                    
Las dramatizadas interpretaciones han quedado un tanto arcaicas y su trama, iniciada de manera magistral, con unas hipnóticas imágenes que plasman de manera escalofriante la alienación de la masa isomorfa en un mundo deshumanizado, deviene finalmente en un cándido idealismo poco satisfactorio.
No obstante, este histórico film sigue maravillando con su magistral aspecto visual, sus personajes metafóricos y unas inolvidables caracterizaciones de Rudolf Klein-Rogge (quien se casaría posteriormente con Von Harbou, cuando ambos, al contrario que Lang, abrazaron con simpatía el nazismo) y de Briggite Helm, toda una superestrella en su época.
En los jardines de la ciudad de Metrópolis, el hijo de un potentado empresario entabla contacto visual con una misteriosa mujer. Su obsesión por aquella desconocida lo llevará a los abismos, donde cientos de artefactos y maquinas producen la energía necesaria para mantener en orden a la población.
Mientras tanto un científico misántropo ha terminado su proyecto más ambicioso, un robot capaz de emular a los humanos casi a la perfección.
Basada en la novela de Thea Von Harbou, su esposa ese entonces, Fritz Lang dirige esta mítica obra que explora los vaivenes y avatares de una ciudad ubicada en el futuro, cuya fuente y motor económico se encuentra en las profundidades, bajo el caos y opulencia del paisaje urbano, en cavernas donde han sido confinados a trabajar forzosamente, día y noche, una incontable población de esclavos obreros.
En el film, Lang reúne y oferta pasajes indelebles, como el del mito de la torre de babel, la persecución de Maria en los oscuros pasajes y cavernas de los obreros, y el festín del club para adultos, en la que realiza un admirable y extraordinario uso del montaje.
Una obra maestra del expresionismo alemán, epítome del cine de ciencia ficción, que se erige además como una de las obras más grandes y de vital importancia que ha concebido el séptimo arte.


jueves, 10 de junio de 2010

PLAYTIME - Jacques Tati 1967


Dirección: Jacques Tati
Producción: Bernard Maurice
Diseño de producción: Eugène Roman
Guión:  Art Buchwald, Jacques Lagrange, Jacques Tati
Música: Francis Lemarque
Fotografía: Jean Badal, Andréas Winding
Montaje: Gérard Pollicand
Vestuario: Jacques Cottin
Reparto: Jacques Tati, Barbara Dennek
 País: Francia, Italia
 Año: 1967
Género: Comedia
 Duración:  155 min.

Sinopsis

La trama se articula en torno a seis escenas. Como hilo de unión entre las escenas hay dos personajes Barbara, joven turista americana que visita París y Monsieur Hulot que ha de asistir a una importante cita. Las seis escenas son:
  • El aeropuerto: Un grupo de turistas americanos llega a Orly y descubre un París futurista hecho de fríos e impersonales edificios de cristal y acero.
  • Las oficinas: Monsieur Hulot acude a una reunión importante pero se pierde en un laberinto de oficinas y acaba en una exposición.
  • La exposición de invenciones: Hulot y los turistas americanos contemplan nuevas invenciones incluyendo una puerta silenciosa y un cepillo con las linternas.
  • Los apartamentos con las paredes de cristal: Ya de noche, Hulot se encuentra con un viejo amigo del servicio militar que le invita a su piso ultra-moderno.
  • El Jardín Real: Hulot, escapando de su amigo, se encuentra en la inauguración de un restaurante nuevo con los turistas americanos. Sin embargo, las obras del edificio apenas han acabado y hay varios problemas.
  • El carrusel de coches: Entre vehículos, semejando un ballet, el coche de los turistas vuelve al aeropuerto.

Recepción

En su lanzamiento original en Francia, Playtime fue aclamada por los críticos. Sin embargo, fue un fracaso comercial, no pudiendo recuperar una porción significativa de sus costes de producción. Una razón pudo ser la insistencia de Tati en limitar la proyección a salas equipadas con proyectores de 70 mm (rechazó proporcionar una versión de 35 mm para teatros más pequeños) y equipos especiales de sonido estéreo.
Los resultados fueron similares con el lanzamiento de la película en los Estados Unidos en 1973. Debido la insistencia de las distribuidores de los Estados Unidos finalmente había sido convertida a 35 mm por y reducido su metraje a 103 minutos. A pesar de este fracaso comercial, Vincent Canby del New York Times calificó la película como la más brillante de Tati.
http://es.wikipedia.org/wiki/Playtime

jueves, 27 de mayo de 2010

CIUDAD DE DIOS


Dirección:  Fernando Meirelles, Kátia Lund
Producción:  Tulé Peak
Guión:  Braulio Mantovani
Música:  Ed Cortês, Antonio Pinto
Fotografía:  César Charlone
Reparto:  Alexandre Rodrigues, Leandro Firmino, Phellipe Haagensen, Douglas Silva,
Jonathan Haagensen, Matheus Nachtergaele, Seu Jorge, Alice Braga
País(es):  Brasil,  Año 2002
Género:  Drama
Duración:  130 minutos

Ciudad de Dios (en portugués: Cidade de Deus) es una película brasileña de drama criminal del año 2002 (distribuida fuera de Brasil en el 2003). Fue dirigida por Fernando Meirelles y Kátia Lund. Fue adaptada de una novela del mismo nombre de Paulo Lins, basada en una historia real. El libro fue lanzado en el año 1997 y fue adaptado por Braulio Mantovani. La película se enfoca en la guerra entre Zé Pequeño y Mané Galinha, desarrollada en el territorio brasileño "Cidade de Deus". La frase que identificó a la película fue: "Lucha y nunca sobrevivirás... Corre y nunca escaparás...". Muchos de los actores, fueron residentes de favelas como Vidigal y la misma Cidade de Deus.
El filme es contado de una forma no-lineal, utilizando diferentes técnicas de edición y tomas de cámaras.
Argumento
La película comienza en los años 60, cuando jóvenes como Dadinho y Bené son pequeños delincuentes en una favela peligrosa de Río de Janeiro, llamada "Ciudad de Dios" (Cidade de Deus). La película cuenta el desarrollo de la vida de Buscapé (Cohete) en Ciudad de Dios hasta los años 70, cuando los antiguos amigos forman ideas distintas sobre la dirección de sus vidas. El lugar es un sitio en el que el tráfico de cocaína, los asesinatos, la delincuencia juvenil y el soborno policial son algo cotidiano.
Ciudad de Dios narra la vida de varias personas que habitan en una favela en Río de Janeiro a lo largo de casi treinta años, entre los sesenta y los ochenta. Su mismo rodaje estuvo condicionado por las relaciones de poder que vertebran este submundo: los realizadores tuvieron que pedir la colaboración del jefe de una favela para poder filmar en su zona y disponer así de las condiciones de seguridad adecuadas para poder realizar la filmación. El jefe autorizó la realización del filme con la condición de que se contratara a la mayoría de los actores y extras entre la misma gente de la favela, la gran mayoría de los personajes de la película fueron de ahí mismo, lo que contribuye también a dar mayor credibilidad a la historia.
El ritmo acelerado con el que se ha realizado la película facilita la atención de un publico joven, a pesar de su larga duración y la diversidad de personajes e historias entrecruzadas. El filme se caracteriza por una puesta en escena frenética que recuerda el montaje de un video clip agresivo y entrecortado, estética “sucia”, una fuerte carga emocional e imágenes impactantes.

LA ESTRATEGIA DEL CARACOL







Dirección:  Sergio Cabrera
Guión:  Humberto Dorado, Ramón Jimeno, Sergio Cabrera
Música:  Germán Arrieta
Fotografía: Carlos Congote
Reparto:  Fausto Cabrera, Frank Ramírez, Florina Lemaitre, Victor Mallarino, Humberto Dorado, Delfina Guido, Vicky Hernández, Luis Fernando Múnera, Gustavo Angarita, Carlos Vives
País: Colombia
Año:  1993
Género:  Ficción
Duración:  116 minutos


Los inquilinos de La Casa Uribe van a ser desalojados porque el propietario el Dr. Holguín (Victor Mallarino, un ricachón prepotente) quiere que sea declarada Bien de Interés Cultural del Casco Histórico de Bogotá aunque con otros planes en verdad. Los inquilinos burlan la orden de desalojo gracias al desparpajo e ingenio de Romero, un hábil abogado, y de Jacinto, un viejo anarquista español exiliado, ambos inquilinos de La Casa Uribe. Defendiendo el edificio contra jueces y policías, planean una original estrategia ideada y dirigida por Jacinto. La lucha contra los especuladores y los corruptos está perdida antes de empezar, pero los vecinos están dispuestos a hacer lo que sea para defender su dignidad.
Mientras Romero gana tiempo con argucias legales, Jacinto lidera la estrategia del caracol: llevar la casa a cuestas. En secreto, los vecinos desmontan el inmueble y lo implantan en otro lugar. Los habitantes de La Casa Uribe exhiben la amplia variedad de discursos y culturas que conviven en Latinoamérica. Don Jacinto tiene que convencer a todos de la efectividad de su estrategia.
El cielo se pone de parte del anarquista. La Virgen se aparece en una de las paredes del apartamento de doña Trinidad. Todos creen que el milagro es una señal: la Virgen, la primera en salir del inmueble, inicia la exitosa implementación de la estrategia del caracol: la casa a cuestas. Seis años después, con motivo del desalojo de otro caserón del casco histórico de Bogotá, Gustavo Calle, el culebrero, rememora ante un grupo de periodistas, encabezados por el reportero José Antonio Samper (Carlos Vives), la epopeya mítica del desalojo de La Casa Uribe. La entrevista se prolongará hasta bien entrada la noche.
La estrategia del caracol es una obra de realismo mágico: mezcla de realidad social, leyenda urbana y tradición popular. Es una película ambiciosa, supera lo anecdótico y muestra la realidad social de Bogotá y de cualquier otra gran ciudad del mundo.

Sobre la película
La estrategia del caracol (1993) fue un éxito de público y crítica. Obtuvo varios premios que permitieron a su director hacer otras películas sobre la sociedad colombiana. Las ideas de Sergio Cabrera (Medellín, 1950) son que "el cine puede ayudar a acariciar la utopía", un mundo mejor y más justo basado en el trabajo conjunto de las personas por un objetivo común. La estrategia del caracol es una película optimista, que muestra con un profundo sentido del humor la pobreza del tercer mundo y el discurso de la lucha de clases.
Sergio Cabrera la resume de este modo:
Un grupo de cien personas no se puede llevar una casa en un mes, ni en tres meses ni en un año, y todavía menos con una grúa. La película hace que esto parezca posible. El narrador es un culebrero, un hombre de gran imaginación. Él es quien explica la historia y nosotros vemos lo que explica pero la historia no tiene porque ser exactamente real.
La narración del culebrero a la película da un fuerte carácter simbólico: en seis años, nada ha cambiado, las condiciones de vida en la ciudad siguen siendo tanto o más duras que antes y los desalojos continúan. La película muestra las duras condiciones de vida de las grandes ciudades, divididas en barrios ricos y pobres, zonas ricas e industrializadas y zonas subdesarrolladas: la supeditación del poder político a los más oscuros intereses de la economía capitalista.
Tiene especial garra cinematográfica Don Jacinto, el viejo anarquista español que guarda la bandera de la CNT y tiene colgado en su dormitorio un retrato del líder anarquista español, Buenaventura Durruti. Para Don Jacinto primero, y después por el resto de los protagonistas, siempre hay cosas por las que luchar y la esperanza no se tiene que perder nunca. La fuerza y las ganas de vivir que transmiten todos los inquilinos del edificio es, precisamente, el elemento alrededor del cual gira toda la película: la ilusión de los personajes, situados en todo momento por encima de las duras condiciones de vida que tienen que soportar, contribuye a hacer verosímil y creíble la surrealista estrategia que deciden llevar a cabo, consiguiendo la total identificación de los espectadores con su causa.
La alegría y creatividad de los inquilinos del edificio que tiene que ser desalojado contrasta de manera brutal con la visión oscura y triste de la burocracia y las autoridades, instrumentos del poder económico empantanados en la corrupción y carentes de escrúpulos. El ingenio y el arte de vivir de los inquilinos contrasta también con la violencia, la intolerancia y los comportamientos agresivos imperantes en buena parte de la sociedad colombiana.
La inutilidad de las armas y de la violencia aparece en la primera escena de la película, un niño pequeño muere durante los enfrentamientos entre la policía y un grupo de inquilinos que han construido barricadas y se han armado con pistolas y escopetas para impedir el desahucio. La estrategia del caracol es un canto a la vida, al honor y a la dignidad. La fe y la esperanza pueden mover montañas. Don Jacinto inspira a los inquilinos de la casa sueños e ideales que les permiten buscar una forma ingeniosa de mantener su dignidad intacta y enfrentarse con el poder.


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